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Al ritmo de Cartagena

Cristina Zabalaga
Si fuera una canción sería el bullerengue
Cartagena de Indias, Colombia
Fotos de: Cristina Zabalaga
Cartagena de Indias es una historia cantada al compás de un diálogo entre la primera voz que preguna y el coro que responde. Si yo fuera tambo bullerengue, bullerengue. ¿Qué encuentras en Cartagena? Balcones, fruta, flores, carrozas, caballos, librerías, artistas callejeros, jugo de tomate de árbol y limonadas con hielo, calles estrechas, arcos blancos y amarillos, plazas, iglesias, claustros, mar, monasterios, humedad, puerto, gaviotas y calor, mucho calor. Sona solo pa ti bullerengue, bullerengue. Si maraca fuera yo, sonara solo pa ti. ¿Cómo son los balcones? Hay de todo, viejos, renovados, a medio construir, de colores, con flores, blancos, con enredaderas, con plantas, de madera pintada a mano. ¿Y las frutas? Las palenqueras las venden en todas las esquinas. Son dulces, amargas, ácidas, jugosas. Hay sandía, manga madura y manga verde, piña, plátano, y guabánaba. Se sirven frías, al tiempo o asoleadas. Pa ti maraca y tambo pa ti. Los tambores, las palmas, los cantos y el guache rodean a la cantora. El ritmo lo es todo. Es acentuado y autónomo, con un compás más lento que la cumbia. El bullerengue es típico de las ceremonias de inciación de las jóvenes afrocolombianas cuando llegan a la pubertad. El baile que las mujeres del Caribe interpretaban en secreto dio origen al bullerengue. El bullerengue es un pollerón o falda suelta usada por las mujeres embarazadas que durante las fiestas del pueblo se quedaban en casa. Y si fuera tamborito, currucutearia bajito, bajito, pero bien bajito.

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