Los argentinos saben bien que hay un lugar en su país aún ajeno al turismo masivo e internacional. Una tierra en la que los pueblos originarios todavía mantienen sus costumbres y que impacta con su belleza ancestral. El NOA esconde entre Los Andes el tercer desierto de sal más grande del mundo, kilómetros y kilómetros de luz y blancura: las Salinas Grandes. Parajes a los que se llega a través de quebradas (Las Conchas, Humahuca...) en las que los autobuses zigzaguean y un tren te lleva a las nubes. Guisos de llama a 4.300 metros de altura. Autopistas imposibles... La región donde los cáctus se llaman cardones, los muertos descansan a los pies de cerros de siete colores, y los viñedos resisten a los temblores. Bienvenidos a la Argentina desconocida. La que atrapa y amas.