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Caspana, una vuelta por el desierto más árido del mundo

La vida nace en las alturas, casi tocando el cielo que permanece en absoluto silencio
Caspana, Chile
Fotos de: Alejandro Blanco
Es difícil pensar que en el desierto más árido del mundo haya tanta vida. Caspana es una muestra que con escasas gotas de agua la vida florece. De día hace calor y se siente, por lo mismo todo transcurre lento, sin prisa. El cuerpo pesa. Es un pueblo detenido en el tiempo. Ha sabido sobrevivir al clima, lejanía y soledad. Es un lugar libre de la contaminación de una ciudad, libre de la suciedad y también del consumo. Casi todo lo que necesita este pueblo es producido por ellos mismos, verduras, frutas, cereales, abrigo y techo. El resto lo traen de Calama, ciudad situada a 100 km de distancia por buenos caminos, eso no se puede negar. Es una vida sacrificada, pero feliz (es la idea que me dio). Se descansa y piensa.  Caminar por sus calles y compartir con su gente da energía. Es pequeño en tamaño, en una hora se recorre, pero es grande en amabilidad y autenticidad. No aparenta más de lo que es, personas trabajadoras y creyentes en la Virgen, a quien celebran cada vez que pueden. El silencio impresiona, mirar hacia el cielo es instintivo, sobretodo de noche. Me hace sentido que los grandes observatorios del mundo se deciden por esta zona. No entiendo mucho de estrellas, lo único que entiendo y compruebo es que son infinitas. Texto e imágenes: Alejandro Blanco.

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