Otros viajeros

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La felicidad en Nicaragua

Manuel Mestre y Beatriz Bañón
Riqueza no siempre es sinónimo de alegría ni pobreza de tristeza. Dos viajeros cumpliendo un sueño te lo cuentan...
Nicaragua
Fotos de: Manuel Mestre y Beatriz Bañón
A muchos les sorprenderá la afirmación de que Nicaragua es uno de los países con los índices más altos de felicidad. El contraste es obvio y extenso: desastres naturales, años de guerra y política bananera, el supermercado yanqui contra extrema pobreza sobretodo en áreas rurales. La desnutrición de niños que caminan descalzos en las calles con las barrigas hinchadas de parásitos, la falta de medios en los hospitales y colegios. Un país mayoritariamente agricultor, donde los braceros de los beneficios cultivan café oro (ahora a 240 dólares el quintal) y sin embargo beben instantáneo de sobre. Uno de los pocos países donde se cultiva el cacao y donde hay gente que el chocolate nunca lo ha probado. Un país especialmente bello y desconocido por los nicaragüenses. “El sueldo no da para viajar, apenas para comer arroz y frijoles todos los días” nos contaba una empleada de una empresa. Todo está unido aunque los hilos sean invisibles o no los podamos ver. Acá en Nicaragua, como en todos los países pobres, es donde se ven las consecuencias de las políticas del Fondo Monetario Internacional. Los precios de los productos se marcan desde Nueva York, y apenas una décima abajo puede hacer pasar hambrunas a pueblos enteros. Los aranceles de las fronteras están previamente arreglados según los intereses de los países fuertes. Las materias primas son baratas de exportar y las manufacturas van un precio prohibitivo. Esta es la forma de que no se invierta en fábricas tecnificadas en suelos en vías de desarrollo y el crecimiento sea solo posible en los países ricos. “Se han repartido el mundo” llora una canción de Ticken Jah Fakoly. La globalización ha llegado ya a todas partes pienso cuando veo a los jóvenes que visten con camisetas de futbol europeas. Sony, Ipod, Samsumg… rezan sus prendas deportivas. Nuestras acciones como habitantes del primer mundo no son inocuas. Cuando compras un café barato en Norte América contribuyes a salarios de hambre en Centro América. Si consumes cocaína en una fiesta en España apoyas al narcotráfico colombiano. No hay nada más simple. Suma y sigue. Nuestro estilo de vida condena a los más desfavorecidos y nos hace a todos dependientes de un sistema desigual al que se le ve el fin. La máquina esta engrasada y no para de producir. La mecha se ha encendido y la carga está lista para explotar. Nicaragua camina hacia su futuro inevitablemente como un choque de trenes en una vía muerta. Felicidad Vs. $$$ Y sin embargo, aún siendo tan pobre, es uno de los países con mayores índices de felicidad. La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada y buena. El intento de medir la felicidad no es nada simple, ya que la vida de las personas, no siempre es triste o feliz, depende de cada momento y muchos factores temporales. Entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental. Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y para el eso es puro placer. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues sostiene que es un medio o para conseguir placeres u honores. No obstante, para Aristóteles, éstos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, ya que es ésta la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos íntegramente felices. Tampoco solamente la consecución del placer nos hace felices. Normalmente necesitamos algo más para serlo. Para Aristóteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirida mediante el ejercicio de la virtud. El  “índice de felicidad”  es desarrollado desde 1981 por la asociación inglesa NEF  junto con la ONG medioambiental Friends of the Earth,  muestra que los altos niveles de consumos de recursos no supone necesariamente altos niveles de bienestar. Yo me he quedado sorprendido al ver el siguiente mapa: http://www.happyplanetindex.org/explore/global/index.html Manuel Mestre y Beatriz Bañón son dos viajeros cumpliendo un sueño que relatan en su blog.  

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