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Machu Picchu 100 años después...

Victoria Rodríguez Insa
De Cusco al Machu Picchu, el viaje continúa
Machu Picchu
Fotos de: Victoria Rodríguez Insa
Y llegó el momento de presentarme a Machu Picchu… 100 años después de su descubrimiento. Hay que madrugar en Cusco…  El primer tren parte hacía Aguascalientes antes de las 6 de la mañana. Un viaje espectacular, en el que este pequeño tren azul te va llevando a través de los increíbles paisajes que ofrece el Valle Sagrado, atravesando pintorescos pueblos a los pies de nevados Andes y acompañados del serpenteante río Urubamba. Y llegó el momento… el momento de presentarme a Machu Picchu. Hacía 100 años que Hiram Bingham, un arqueólogo estadounidense que explorando la zona, escaló una colina y  se encontró con la ciudadela;  sucedió un 24 de Julio de 1911.  Subes la montaña bordeando impresionantes cortados por el sendero se Hiram Bingham, y llegas a un mirador, miras… y te quedas sin aliento, ¡qué belleza!  Allí delante está Machu Picchu, silenciosa, imponente, escondida entre peñas, abismos, nubes y exuberante vegetación.   Comprendes por qué este lugar mágico estuvo  durante siglos solitario, escondido y protegido de la mano del hombre…  Guarda grandes misterios  y un gran secreto,  el de su construcción. Machu Picchu está rodeada de terrazas agrícolas, verdes espacios escalonados que otorgan al conjunto una estética fascinante.  En el conjunto urbano, palacios, viviendas y templos están conectados por estrechas calles o senderos en forma de escalinatas y la Plaza Mayor divide la ciudadela  en dos zonas, Hanan y Urin. En la parte alta o Hanan, se alojan imponentes edificaciones como el Templo del Sol, el Palacio Real y la Plaza Sagrada donde se realizaban los grandes rituales y alberga el templo de las Tres Ventanas, todas miran hacia la salida del sol; desde allí, solo 78 escalones nos separan de la Intihuatana, en quechua “piedra donde se amarra el sol”, un punto ceremonial que emana una gran energía. En la zona de abajo o Urin, impresionan los grupos arquitectónicos como el de los Morteros  o el del Cóndor que ensamblan descomunales bloques de piedra con una cuidadosa precisión, una portentosa obra de ingeniería inca que ha sido hallada prácticamente intacta, ahora hace algo más de un siglo. También se encuentra la roca sagrada  que señala el norte de la ciudad y es el inicio del camino a Huayna Picchu. Se respira un clima tranquilo y relajado que representa un mundo marcado por el culto al sol, el respeto  a la madre naturaleza y el enorme significado de la piedra.  Te dejas envolver por  su atmósfera mágica que te trasporta en la historia y sientes su intenso magnetismo;  todo invita a la meditación. Machu Picchu, la última fortaleza inca que significa en quechua “montaña vieja” entre los altos picos de los Andes, un lugar donde perderse y donde encontrarse en paz, en comunión con la naturaleza y con una civilización que está viva.  

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