literatura

El que hiere de lejos

El que hiere de lejos

José Tono Martínez

Presentación del libro de poemas El que hiere de lejos, de José Tono Martínez. El acto contará con la presencia del autor, y del poeta español Luis Alberto de CuencaFecha: viernes 29 de mayo de 2015. Hora: 19.30. Lugar: Sala Jorge Luis Borges. Entrada libre hasta completar el aforo.

Poeta, escritor y ensayista, estudió sociología y antropología (UCM) y se doctoró en filosofía (UAM), con una tesis vinculada al debate de la Posmodernidad en España. En 1980 dirigió los VAM, Viernes Abiertos de Madrid (Club de Amigos de la Unesco), y en 1981 fue cofundador de La Luna de Madrid, y luego director de esa mítica revista de la Movida, entre 1985 y 1987.

Poeta viajero nacido en Guatemala, en 1959, de padre vasco y de madre panameña, sus libros recrean, en parte, viajes y experiencias iniciáticas en Egipto, Marruecos, La India, Grecia o China.  Vivió y trabajó en EE.UU. (1987-1994) y en Argentina (1997-2001), comprometido en áreas de cooperación cultural. En este último país, en Buenos Aires, ha publicado varios libros con las editoriales Libros de Tierra Firme, De los Años Próximos II, Poesía. 2000; Ed. Paidós, Argentina. Observatorio Siglo XXI. Foro de Pensamiento Siglo XXI. Reflexiones sobre arte, cultura y tecnología-Ensayos, Compilador, 2001; Ediciones del Zorzal, La venganza del gallego, Ensayos, 2004; y Ediciones Malvario, Una Isla Estremecida, Poesía, 2012.

Entre otros libros publicados en España, se encuentran Una Fatal Pérdida de Tiempo, Nueva Narrativa, Eds. Libertarias, 1986,  Cantigas de Andar, Novela. Editorial Pre-Textos, 1997; El Orientalismo al revés, Ensayos. Editor. Foro Observatorio Tánger-Tarifa, Ediciones de la Catarata. Madrid, 2007 y La doma del elefante, Ensayos. Ed. Renacimiento. Sevilla, 2008.

JTM fue también director de la revista Encounters, Washington D.C.-UNM; colaborador de la revista Abyssinia, dirigida por Jorge Monteleone y por María Negroni; de la revista Pensamiento de los Confines, dirigida por Nicolás Casullo, y también director de la revista Barbaria y promotor de los Lunes de Poesía en el mítico ICI de Buenos Aires. Con Arturo Carrera, editó y presentó Monstruos, antología de la Joven Poesía. Actualmente colabora de forma regular con las revistas Claves de la Razón Práctica y Revista de Occidente.

Palabras de introducción de Jaume Pont para El quiere de lejos, 2015.

Con El que hiere de lejos culmina José Tono Martínez un proceso poético de indiscutible madurez. Este último libro enfatiza, con más intensidad que en su obra anterior, la plasticidad de las imágenes y sus pliegues simbólicos, muy presentes en la combinación del abanico sensorial. La naturaleza se hace presente en  relieves de luz y de color, en percepciones que a la manera modernista cuajan en homofonías y hermosas sinestesias.Como la visión de otoño que culmina con los siguientes versos: “Verde, amarillo, blanco. / Lo erguido, lo visto, lo blando. / El recuerdo del verano estremecido, / aguardando, callado, temblando”.

Se observa aquí una definida consunción de temas, tonos, voces y formas expresivas procedentes de toda su trayectoria anterior. Pareciera, pues, que en sus primeros libros, y muy especialmente en los de la serie De los años próximos, el poeta hubiera querido aquilatar sus referentes poéticos fundamentales, y sólo ahora, en esta cuarta entrega, nos ofreciera los resultados contrastados de un trayecto hollado por interrogantes sin fin. La respuesta de esa voz postrera de El que hiere de lejos ofrece pocas dudas: lo único que queda, entre la vorágine del tiempo y sus despojos, es la herida permanente de la poesía, la señal imperecedera de la flecha de Apolo, “ángel, sueño meticuloso, guardián del paraíso, / sultán del oro recogido de la escoria de la vida”. La lucha contra el tiempo reaparece en casi todos los poemas de este último libro, y el sueño de los ideales, una vez más, yace esparcido a lo largo del camino.

Uno de los ejes fundamentales de la poesía de José Tono Martínez se centra en la repetida contienda entre el yo que habla en el poema y sus sombras proyectadas en el pasado. Entre la flor cogida y la ofrecida se extiende, como dijera Giuseppe Ungaretti en “Eterno” (L’alegria), “l’inesprimibile nulla”. Para José Tono Martínez, esa nada o palabra inexpresable es también un lugar. Y ese lugar misterioso no es otro que el lugar de la poesía y de la belleza: el territorio, en fin, de ese jinete, aparecido entre las sombras del tiempo, “que hiere de lejos”. Una vez tocados por su certera flecha, nunca seremos ya los mismos. Lo dejó escrito Cernuda en el poema “Las sirenas” de Desolación de la quimera: “El que una vez las oye, / viudo y desolado queda para siempre”.

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