'Pensar la memoria desde lo pequeño'
Entrevistamos a Jorge Moreno, uno de los comisarios de El cuerpo errante, una exposición que puede visitarse en Casa de América del 17 de diciembre al 14 de febrero y que es el resultado de más de quince años de investigación sobre la violencia política. Tras haber abordado en proyectos anteriores cuestiones como los desaparecidos o los presos, esta muestra se centra por primera vez en el exilio.
La exposición parte de una premisa clara: acercarse a la memoria desde lo cotidiano. “Nuestro leitmotiv son siempre las cotidianidades, cómo los afectos se mezclan con lo político”, explica Moreno, subrayando la importancia de los pequeños objetos y las historias de personas anónimas como vía para que el visitante sienta esa memoria como propia. El título, El cuerpo errante, alude al desarraigo y a la condición del exiliado, que, como recordaba María Zambrano, no puede olvidar sin romperse: “El exiliado no se puede olvidar de las cosas, porque si no se haría pedazos y las tiene que cargar siempre con él”.
La muestra recoge materiales procedentes de distintos destinos del exilio republicano, con especial peso de Francia y México. Moreno destaca el papel de México y del presidente Lázaro Cárdenas en la acogida de los exiliados y la creación de comunidades, instituciones educativas y redes afectivas que todavía perviven. Objetos como libros escolares, coros infantiles o cartas familiares dan cuenta de ese esfuerzo constante por mantener el vínculo con España.
El cuerpo errante se articula en dos plantas y seis espacios expositivos, organizados en torno a dos grandes ejes: la comunicación y la memoria. Cada sala propone una experiencia distinta, pensada para sorprender al visitante y obligarlo a implicar el cuerpo: girar muros, atravesar un bosque de palabras, abrir armarios, sentarse a escuchar relatos. “No es una exposición de vitrinas, es una exposición interactiva”, señala el comisario, cuyo objetivo es que el público haga suya una memoria que ya le pertenece.
En la primera planta, salas como Entre líneas o Un millón de palabras muestran las estrategias de comunicación durante el exilio: cartas aparentemente banales que esconden condenas a muerte, o décadas de correspondencia entre una madre en España y un hijo en México. El recorrido culmina en Al otro lado, donde se abordan los primeros regresos y encuentros a finales de los años setenta, revelando la complejidad emocional de volver a un país transformado.
La segunda planta se adentra en la transmisión de la memoria. En Las pequeñas cosas, el visitante abre armarios para descubrir objetos mínimos que condensan historias de pérdida y resistencia. El tejido de la memoria pone el acento en las voces de las mujeres, fundamentales en la transmisión intergeneracional del recuerdo: “La memoria es de quien escucha”, afirma Moreno. El recorrido concluye en un desván concebido como espacio de mestizaje y reflexión, donde se mezclan geografías españolas y mexicanas y se invita al público a repensar el pasado desde una memoria común.
Para Jorge Moreno, trabajar la memoria es una necesidad colectiva: “Pensarla desde lo pequeño, porque en lo pequeño todos nos encontramos”. El cuerpo errante propone así una aproximación íntima y participativa al exilio, entendiendo esa historia no solo como la de quienes lo vivieron, sino como una herencia compartida.