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El cambio climático en América Latina

El cambio climático en América Latina

América Latina y el Caribe es una de las regiones que más se está viendo afectada por el cambio climático y el impacto de los fenómenos meteorológicos, tanto sobre sus territorios y la naturaleza como sobre las personas y su salud. Es decir, entre 1998 y 2020, los fenómenos climáticos y geofísicos se cobraron 312.000 vidas y afectaron directamente a más de 277 millones de personas.

Aumento de las temperaturas y calentamiento de los océanos

El aumento de las temperaturas sigue siendo constante en toda la región, como demuestran los datos del Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe 2020 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Según este informe, el año 2020 fue uno de los tres años más cálidos jamás registrados en México y América Central y el Caribe, y además el segundo más cálido del que se tiene constancia en América del Sur. Las temperaturas alcanzas en esta región superaron en 1 °C, 0,8 °C y 0,6 °C el promedio a largo plazo del período climatológico de referencia de 1981-2010, respectivamente.

Además, este aumento de las temperaturas de la tierra afecta al incremento de la expansión térmica de los océanos. Con ello se produce un aumento de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida, al deshielo de los glaciares de montaña y a cambios en la circulación de los océanos, lo que contribuye al aumento del nivel medio del mar en el mundo. Así, en el año 2020, la temperatura de la superficie del mar en el Caribe  alcanzó un récord de +0,87°C con respecto a la media del período 1981-2010. 

Temperatura América del SurTemperatura América del Norte

 

 

 

 

 

 

Deshielo de los glaciares y aumento del nivel del mar

Este aumento de las temperaturas hace que en rincones de la Tierra que deberían donde el termómetro deberían marcar cifras muy bajas, cada día se esté aumentando el número de grados registrados. Esto tiene un impacto directo en los glaciares, como es el caso de los Andes chilenos y argentinos, donde han retrocedido durante las últimas décadas y la pérdida de masa de hielo se ha acelerado desde 2010. En Colombia, ya solo quedan 6 de los 19 nevados que existían en el siglo XIX y el área glaciar pasó de 348 kilómetros cuadrados en 1850 a 36,6 en 2018.

Este deshielo de los glaciares tiene otras causas directas en el medioambiente y en el aumento de la superficie de los mares y océanos: se estima que entre el 6 y el 8 % de la población vive en zonas sujetas a un riesgo muy alto de verse afectadas por peligros costeros. Además, se prevé un incremento del número de personas que habitan en zonas situadas por debajo de niveles del mar extremos, que se alcanzan una vez cada 100 años. Entre 1993 y 2020, el ritmo medio de subida del nivel del mar en el Caribe ha sido de 3,6 mm al año, una velocidad ligeramente superior a la media mundial (3,3 mm al año).

A esto es suma, además, otro grave problema que afecta a los mares y océanos: la acidificación de sus aguas. El sistema arrecifal mesoamericano es la segunda barrera de coral más grande del mundo. Los efectos de la acidificación de los océanos en los arrecifes de coral y las posibles consecuencias perjudiciales para la vida marina y las comunidades humanas que dependen de ella en la región de América Latina y el Caribe son particularmente graves en el Caribe.

Área glaciar en Colombia

Sequías y lluvias extremas en América Latina y el Caribe

Los efectos meteorológicos extremos empiezan a ser habituales en América Latina y el Caribe. Así lo demuestran tanto las sequías en varias zonas de la región como las lluvias extremas en otros puntos del continente. En la zona del sur de la Amazonia y la región del Pantanal se registró la peor de los últimos 50 años ,según datos de la (OMM). Esta sequía generalizada en toda la región ha tenido un impacto considerable en las rutas de navegación interior, en el rendimiento de los cultivos y en la producción de alimentos, agravando la inseguridad alimentaria en muchas zonas. Esta situación es especialmente adversa en el Caribe, donde se muestra una alta vulnerabilidad a la sequía, y varios de sus territorios figuran en la lista mundial de países con mayor estrés hídrico, con menos de 1.000m3 de recursos de agua dulce per cápita.

También se registraron precipitaciones por debajo de lo normal en América Central, sobre todo en la costa caribeña de Costa Rica y en todo Panamá, Honduras, Guatemala y Belice; así como también hubo de precipitaciones en Costa Rica. En cambio, hacia finales de 2020, las intensas lluvias ocasionaron deslizamientos de tierra, inundaciones y crecidas repentinas en zonas rurales y urbanas de América Central y del Sur. Hubo lluvias excesivas en las costas del Pacífico, con condiciones extremadamente lluvias en las costa de Costa Rica, Panamá, México, Guatemala, Belice y El Salvador. 

Olas de calor e incendios

Una serie de olas de calor y temperaturas extremas está afectando a diversos lugares de América Latina, que han producido condiciones meteorológicas favorables para los incendios forestales, especialmente en la selva amazónica. Eso ha conllevado a que en 2020 se registrara el mayor número de incendios en la Amazonía y que en la cuenca del río Amazonas, que se extiende a lo largo de nueve países de América del Sur y almacena el 10% del carbono global, se experimentara una mayor deforestación debido a la tala para crear pastizales para el ganado y la degradación producida por los incendios.

Estos incendios podrían tener unos efectos extremadamente negativos tanto a nivel local como global, ya que América Latina y el Caribe contiene aproximadamente el 57% de los bosques primarios del mundo, almacenando aproximadamente 104 gigatoneladas de carbono y albergando entre el 40% y el 50% de la biodiversidad mundial y un tercio de todas las especies de plantas. Es decir, la pérdida de esta riqueza natural debido a los bosques sería determinante en el cambio climático por la liberación de dióxido de carbono. Entre 2000 y 2016, se destruyeron cerca de 55 millones de hectáreas de bosque, es decir, alrededor del 5,5 % del total de la región, lo que representa más del 91 % de las pérdidas forestales en todo el mundo, según indican datos de la ONU.

Ciclones tropicales

En noviembre de 2020, cuando la temporada de huracanes está normalmente en declive, los huracanes de categoría 4 Eta e Iota tocaron tierra en la misma región en un corto espacio de tiempo. Siguieron trayectorias idénticas a través de Nicaragua y Honduras, afectando a las mismas zonas y agravando así los efectos causados. Más de 8 millones de personas de América Central se vieron perjudicadas por estos huracanes. Guatemala, Honduras y Nicaragua fueron los países más castigados, con 964 000 hectáreas de cultivos dañadas y alteraciones en los medios agrícolas de subsistencia.

Ciclones tropicales Centroamérica

 

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