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Andando en la sombra, Verde

Descubriendo que Madrid no es gris
Madrid
Fotos de: Nicolás Villamizar
Antes de mudarme a Madrid, recuerdo que la tenía en mi imaginación como una ciudad gris, o incluso marrón, sombría y hostil. No sé si era por el entorno árido en el que se encuentra, el río que no tiene o la playa que le falta. Quizás la culpa era simplemente de las películas de Torrente. Sin embargo, al poco tiempo de instalarme en el barrio de Lavapiés descubrí, deambulando por la ciudad para hacerme con ella, que mi idea se alejaba bastante de la realidad. Madrid es una ‘La Ciudad Verde’. Las calles están rodeadas de arbolitos que te permiten caminar por la sombra. Incluso en algunas de las estrechas calles del centro histórico, donde no encuentras sitio ni para que pase un enano, te tropiezas con un arbolazo en medio de la nada, saliendo de las piedras que parece que acaba de aterrizar del cielo, o de brotar milagrosamente. Todos y cada uno de los rincones de la capital se ven adornados por plantas florales y pequeñas macetas que se apilan una sobre otra en los balcones de las fachadas del viejo Madrid. Según un articulo que leí esta mañana, cada madrileño dispone de una zona verde a menos de 15 minutos caminando, y no sé los demás, pero yo puedo corroborar el dato y superarlo con creces. A tan sólo 5 minutos andando de mi hogar, que es lo que tardo en ir a comprar una barra de pan y volver, puedo dudar entre ir a leer un libro tumbado sobre el césped de las Vistillas o en ir a tomar el sol con una Mahou fresquita en los jardines de la basílica de San Francisco el Grande. Si lo que me apetece es hacer deporte y quemar la tripita de las Mahou, puedo darme un paseíto hasta el Parque de Oriente, los Jardines de Sabatini o incluso hasta la casa de Campo, cualquiera de los tres a no más de 15 minutos andando. Mi rincón preferido de Madrid se encuentra detrás del Palacio Real. Bajando hacia Príncipe Pío bordea la acera de la izquierda un cerco de árboles gigantes que resguardan los Jardines del Moro. Es un laberinto verde, con caminitos que tienen nombre y están señalizados como si hiciesen parte de otro mundo, salido de la mejor fantasía Burtoniana. Y por favor, que quede entre nosotros. Efectivamente, nuestra querida Madrid puede alardear orgullosamente de sus 248.000 árboles en sus calles. Y las extensas zonas verdes siguen naciendo y creciendo en la capital. La Cuña de O´Donnel, el Parque de Valdebebas y el de Juan Pablo Segundo son algunos de los nuevos parques creados en estos últimos años con la iniciativa del ayuntamiento de Madrid. Pero el hijo prodigo que todos esperamos sigue siendo el Río Verde Madrid, un área de más de 500.000 m2 que ha liberado el soterramiento de la M-30 y que bordea el cauce del Manzanares reservado exclusivamente para creación de zonas verdes; un bosque bordeando la ciudad.  

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