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Entre Ríos, gajo de patria, de poetas

Mario Daniel Villagra
Es, prácticamente, una gran isla; abrazada por los ríos Paraná y Uruguay; dos torrentes que nacen en Brasil y recorren kilómetros separados, uniendo países
Fotos de: Mario Daniel Villagra
El título, mezcla de nombre y verso, denomina una de las veintitrés provincias de Argentina; lo poético, dicho por Carlos Mastronardi (1901-1976) se entronca con otras palabras expresadas por Juan L. Ortiz (1896-1978): es mi país este sauce. No son casualidades. Es consecuencia de habitar poéticamente un territorio más allá de sus límites. Es, sin dudas, porque desde allí, a decir de la Prof. Claudia Rosa, surge una zona de la literatura argentina que, sonando a entrerriana, no tiene más pretensiones que ser una literatura del “entre”[1] Ahora bien, ¿entre qué? La respuesta puede, ineludiblemente, encontrarse en la poesía de sus poetas. Antes de avanzar, digamos de una vez que Entre Ríos es, prácticamente, una gran isla; abrazada por los ríos Paraná y Uruguay; dos torrentes que nacen en Brasil y recorren kilómetros separados, uniendo países, para luego juntarse en la cuenca del Río de La Plata. Rodeada, al norte por Corrientes, al oeste por Santa Fe, al sur por Buenos Aires y al este por la República Oriental del Uruguay, forma parte de la región centro del país. Compuesta por cerca del millón y medio de habitantes, entre esteros, pampas, espinales, deltas e islas. Ahora bien, digamos que puede existir un conocimiento científico de esa provincia y, también, uno artístico, y que su diferencia radica en el método. Al respecto, Juan L. Ortiz dijo que el científico se coloca en la posición de valerse como instrumento de la abstracción del concepto. El poeta es la sensación, la intuición y a veces la imaginación, que es también muy importante en la captación del objeto[2]. Ambas formas nos brindan indicios para deslindar de qué hablamos cuando decimos literatura del entre. Otro poeta, podríamos decir entrerriano, Jorge Enrique Martí (1926-2018) un día dijo: El río te enseña tantas cosas —y se emociona—. No sé si no es el río el que escribe las poesías. Marejadita que va, marejadita que viene, y la luna que aparece allá, pero también está metida abajo, o escondida entre los árboles y hay una palmera al lado. Claro, que según el momento del día, están los pajaritos correspondientes para armonizar el paisaje[3], lo cual corrobora lo dicho por Rosa: sonando a entrerriana, no tiene más pretensiones que ser una literatura del “entre”. Entre motivos que son universales, diríamos. En consecuencia, otra de las posibles respuestas las podemos encontrar en Arnaldo Calveyra (1929-2015), que sugiere: No te olvides de estar en varias partes a la vez. ¿Entre Paris, donde reposa, y Mansilla, donde nació? Es probable, de hecho, en su “Diario francés, vivir a través de cristal (1959-1960)”, decía: No, no escribo poemas en francés; comencé a escribirlos para darme cuenta de que era imposible y, a la vez, para aquilatar la circunstancias de poseer una lengua, no ya en sentido cualitativo, sino más bien como posesión en bruto; ¿sabes?: el hecho de haber sido criado en una lengua. Lo dicho introduce un interrogante afín: ¿literatura entre la lengua, pero en diferentes partes? Puede ser. Por si acaso, así lo demuestran Juan L. Ortiz y de Alfonso Sola González (1917-1975) en sus composiciones, las cuales compartimos a continuación: Sube la luna de Pekín,

                                        sube 

                          por el abismo del "tao"... Sube la luna hacia su "i"...

                                       ella,

                                igualmente... hasta la libertad, por un minuto, de su abismo,

                                                            una con el abismo,

                                                                   sube. Sube la luna de Pekín... (Fragmento de Luna de Pekin, publicado en “El junco y la corriente”, Eduner 2013)   ¿Cómo será un cementerio desconocido, Una piedra color de abadía en el cementerio de Ivry? Los visitantes dicen los domingos: “Aquí yace Max Jacob, el judío que veía al Señor.” Y los parientes de los héroes desfilaban como guerreros Con sus cartuchos de alhelíes que estallan sobre las tumbas. (Fragmento de Ici repose Max Jacob, poema inédito de Alfonso Sola González) Es decir, toda respuesta que intente definir de qué hablamos al mencionar literatura del entre, será tentativa. Entonces, que mejor que el lector juzgue y encuentre una respuesta. Para eso tiene todo lo expuesto y los dos siguientes videos: Marta Zamarripa, una poetiza en pie Miguel Ángel Federik, el poeta descalzo   En síntesis, la lista de poetas y poetizas que dan cuerpo y alma a la literatura del entre, no termina con los nombrados. Tómese el presente artículo como una presentación de aquella provincia que llegó a tener en Paraná, su capital, la Capital de la Confederación Argentina entre 1835 y 1852. Y también como un cierre de etapa por El Blog Viajero. Lic. Mario Daniel Villagra 
 

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