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Inauguración muestra de documentales uruguayos

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Casa de América presenta la muestra Uruguay en clave documental, dedicada al cine de no ficción uruguayo integrada por cuatro largometrajes, seleccionados entre los más relevantes de los últimos cinco años. En la jornada inaugural, que tendrá lugar el martes 8, los cineastas invitados charlarán acerca del cine documental, y posteriormente se presentará un programa de tres documentales emblemáticos del cine uruguayo y latinoamericano, del cineasta Mario Handler. Programa día 8 de mayo:   - 19:30. Encuentro con los cineastas Gonzalo Arijón, Mariela Besuievsky, Aldo Garay y Mario Handler. 
Modera: Mirito Torreiro.  
- 20:30: Proyección. 'Carlos, cine-retrato de un "caminante" en Montevideo'. Uruguay 1965 / 30’ / Mario Handler Dirección, guión, producción, fotografía, sonido y montaje: Mario Handler. Música:  Ariel Martínez (Bandoneón), Víctor Stevenazzi (Guitarra), Néstor Casco (Contrabajo). Asesor cinematográfico: José Martínez Suárez. Asesor psicológico: Ofelia Bachini. Película realizada con el apoyo del Instituto de Cinematografía de la Universidad de la República del Uruguay (ICUR). Sinopsis La vida cotidiana de un “caminante” del campo forzado a vivir en la gran ciudad de Montevideo. Un llamado “bichicome”, es seguido paso a paso mientras el protagonista narra su vida anterior y su filosofía. Contrapunto entre la vida de la ciudad y la marginal vida de Carlos. 'Elecciones' Uruguay 1966 / 32’ / Mario Handler Dirección, guión, Fotografía, producción y montaje: Ugo Ulive y Mario Handler. Película realizada con el apoyo del Instituto de Cinematografía de la Universidad de la República del Uruguay (ICUR). Sinopsis Retrata las movilizaciones electorales de 1966 a través de dos figuras políticas "medias" (el caudillo blanco y del interior Saviniano “Nano” Pérez y la dirigente colorada de Montevideo Amanda Huerta de Font) dentro de un sistema electoral donde las primarias, al coincidir con la elección definitiva, producía una acumulación de pequeños candidatos y la corrupción consiguiente. Clientelismo y demagogia enquistados en los partidos tradicionales, los más antiguos del mundo en continuidad.   'Me gustan los estudiantes'
Uruguay 1968 / 6’ / Mario Handler. Dirección, guión, producción, fotografía y montaje: Mario Handler Sinopsis: Contrapunto entre estudiantes uruguayos que protestan con indignación alegre el encuentro de Jefes de Estado americanos, en su mayoría dictadores, en Punta del Este y contra la presencia de Lyndon B. Johnson protegido por su servicio secreto. Como terceros y coprotagónicos, un grupo de agentes policiales que reprime violentamente la manifestación, incluyendo los primeros disparos registrados en la historia democrática uruguaya. (Un documento histórico que algunos autores consideran como el inicio del cine militante uruguayo). dfty dfty
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Por Jorge Ruffinelli Convencionalmente, Uruguay ha sido considerado país de notable cultura cinematográfica y pocas obras filmadas. Los cine-clubes, los críticos y las retrospectivas del cine mundial abundaban, y los cineastas nacionales escaseaban. No era tan así. La cultura cinematográfica resultaba evidente, y por eso uno de los primeros festivales de cine se organizó en 1958, con la presencia del documentalista británico John Grierson. Más tarde, el semanario Marcha fundó la Cinemateca del Tercer Mundo. En el surgimiento del después llamado movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano, los cineastas y críticos de aquel pequeño país de tres millones de habitantes fueron de importancia fundacional y fundamental. La verdad es que también ya se hacía un cine de imágenes poderosas, de impulsos vertiginosos, que no necesitaban el respaldo de estudios de filmación, sino de talento e iniciativas originales. No se explica de otra manera la existencia de las películas de Mario Handler, hoy consideradas clásicos modernos, que el realizador filmaba en la calle y a veces montaba con tijeras y un buen foco de luz, a falta de moviolas. Handler inauguró el retrato-de-vida en su hasta hoy insuperadoCarlos, cine-retrato de un caminante (1965), el cine político con Elecciones (1966), y el cine militante con Me gustan los estudiantes (1968). Cuatro décadas más tarde, y después de tres vividas en Venezuela, Handler filmaría otros documentales de largometraje, entre los cuales uno “personal” y político, notable —Decile a Mario que no vuelva— dando cuenta por primera vez de su participación en las actividades clandestinas de los años de fuego. El documental es hoy una de las modalidades de cine —por no decir géneros— más ricas y renovadoras, ante todo porque aprendió una lección: hay que contar historias. No es suficiente mostrar. A veces esas historias son personales, otras colectivas, y casi siempre conjugan lo individual y lo social. De ahí la fascinación con que nos atraen: son ajenas y nuestras al mismo tiempo. Cuando Gonzalo Arijón narra la historia de los sobrevivientes de los Andes, no sólo lo hace de una manera impecable y con una sensibilidad visual muy moderna, sino que es capaz de emocionarnos con un suceso trágico del pasado, en La sociedad de la nieve. Y es que lo renueva con los propios protagonistas que nunca dejaron de revivir su tragedia, de hacerla actual. Arijón venía del documental sobre niños robados en la dictadura, y sobre la esperanza política en Brasil, es decir, su mirada era amplia, sobre lo ajeno y lo propio a la vez. Aldo Garay fraguó su mirada cinematográfica también en ese doble andar. Trabajando para la televisión, realizó decenas de programas sobre niños de la calle, boxeadores en declive, pensionistas, la marginación de los travestís, y encontró un tema poderoso en un documental, El círculo (2008) realizado a cuatro manos con José Pedro Charlo. Documental que enfoca y recrea la vida actual y pasada de un científico uruguayo residente en Suecia, y experto en Alzheimer —Henry Engler—, cuya fama no había sido precisamente científica: fue un líder tupamaro capturado en un enfrentamiento armado, durante la dictadura militar. Engler padeció cárcel y tortura durante una década, y el tema de su propio relato estremecedor es la locura producida por el aislamiento y el apremio físico, y su regreso a la sanidad. Pablo Dotta, que había incluido a Juan Carlos Onetti en su largometraje de ficción El dirigible (1994, la película inicial del “nuevo cine uruguayo”), volvió a recuperar al casi mítico escritor uruguayo en un documental muy creativo, sostenido por músicos notables como Jorge Drexler y Fernando Cabrera, la reconstrucción de Santa María en el lápiz mágico de Tunda Prada, la emocionalidad de Eduardo Galeano, los testimonios de Muñoz Molina, Juan Cruz, María Esther Giglio, Tomás de Mattos, y, ante todo, la fascinante “interpretación” de la viuda de Onetti, Dolly, que, como suele decirse de ciertos actores en la ficción, como Vittorio Gassman y Laurence Olivier, “se come la película”. Los documentales que Casa de América ha elegido para esta Muestra uruguaya, así como sus directores, están entre los mejores y más originales, aunque el panorama del documental uruguayo pueda enriquecerse con una docena más de obras y autores que despertarían similar entusiasmo. Estos mismos cineastas tienen obra más numerosa, lo que comprueba que el documental como forma, estilo o modalidad, se ha renovado, encontrando vías y procedimientos narrativos singulares, vibraciones insospechadas, temáticas nuevas y renovadas. Cuando hablamos de “cine” uruguayo ya no es posible pensar solamente en la ficción. Tampoco puede afirmarse ya del Uruguay que sea un país de gran cultura de cine y escaso en películas. No era enteramente cierto antes, pero hoy podría afirmarse lo opuesto: es el nuevo documental uruguayo el que crea cultura. Por eso, en diferentes medidas, y dependiendo de la sensibilidad de cada espectador, quien entre en la sala a ver estos documentales será diferente al salir. La indiferencia es imposible.  

Jorge Ruffinelli

Ensayista y crítico literario y cinematográfico

Stanford, Estados Unidos / Abril 2012.

(…) Un punto y aparte. Eso representa Carlos, cine-retrato de un caminante, de Mario Handler, en la deshilvanada, errática historia del cine nacional... El personaje, en ese escenario, es una necesidad... Handler... lo comprendió, lo respetó... y lo siguió después, cámara en mano, durante diez meses, para registrar este impar testimonio... Es un hallazgo sensacional para cualquier director en busca de tema... El género documental es capaz de esta concisa elocuencia, pero sólo cuando la sintaxis y la caligrafía son muy pero muy afinadas... Con equilibrio, con sabiduría, con acuciante sensibilidad, en un delicado registro de calidades subjetivas, a menudo entrañables, que arriesgarían perecer bajo la mano pesada de un mero entusiasta... y un tempo cinematográfico demorado, afín con el espíritu... Es insólito estar hablando así de una película uruguaya”. (…)

Hugo Alfaro

Marcha

 

(…) ¿Será realmente Elecciones el mejor film uruguayo? Personalmente opino que sí, pero tengo la impresión de que ese amortiguado elogio no alcanza para registrar la verdadera importancia extracinematográfica del higiénico esfuerzo de Ulive y Handler.... De ahora en adelante será difícil prescindir de esta cruda imagen de un pueblo... Tengo la impresión de que a todos nos avergüenza un poco esa mirada. Quizás pudiéramos, con muchas miradas como esa, llegar a invertir los términos de la ecuación y empezar a ser pasivos en lo accesorio, activos en lo esencial. (…)

Mario Benedetti

Marcha

 

(…) Las películas de Mario Handler, hoy consideradas clásicos modernos, que el realizador filmaba en la calle y a veces montaba con tijeras y un buen foco de luz, a falta de moviolas. Handler inauguró el retrato-de-vida en su hasta hoy insuperadoCarlos, cine-retrato de un caminante (1965), el cine político con Elecciones (1966), y el cine militante con Me gustan los estudiantes (1968). (…)

Jorge Ruffinelli

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