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La Cuba revolucionaria y su representación artística

Para José Alberto Figueroa, que inició su trayectoria profesional en los estudios Korda, la fotografía es la reina de las representaciones artísticas de la Revolución. Figueroa, para el que su paso por los estudios Korda y en especial el trabajo con Alberto y Luis en el estudio fotográfico fue una formación profesional pero sobre todo personal, la forma de mirar como fotógrafo se la debe “especialmente" a la ciudad de La Habana.

“Ante todo, La Habana es mi ciudad”, señaló Figueroa, “pero toda Cuba la he descubierto de punta a punta haciendo fotografías con mi cámara”.

La mejor representación de La Habana

Para el fotógrafo y cineasta cubano, la novela de Cabrera Infante “Tres tristes tigres” es fundamental a la hora de vislumbrar la sociedad de la ciudad de La Habana. Pero también un libro de cuentos anterior del escritor que hablaba más de una visión de la sociedad habanera lejana a la del éxito que describe en su novela.

“Tras el triunfo de la revolución como tal es la fotografía especialmente el género que mejor representa lo que está ocurriendo”. “Por encima de la literatura o la palabra”, añade, “es el mundo de la imagen el más inmediato y el que permite llegar a un mayor número de gente, sea cual sea su nivel cultural”. Por eso, el cine y los noticieros de ICAI tienen un gran valor representativo de la época.

Para el escritor madrileño José Ovejero, especialista en América Latina, si se habla de literatura “Tres tristes tigres” sigue siendo la mejor novela adía de hoy que refleje la revolución en La Habana, aunque en su opinión, se centre demasiado en la mítica noche de la capital.

“En el cine, sin duda habría que pensar en Suite Habana”, puntualizó Ovejero.

Géneros y revolución

“Creo que ni la literatura ni las películas ni la música sirven para mostrar una revolución; son siempre visiones sesgadas o, en los mejores casos, una oferta de diálogo con el lector sobre este tema, pero no reflejan la realidad. A la hora de mostrar, me quedo con el documental y el ensayo histórico”, aseguró a Casa de América José Ovejero. La imagen es, sin embargo, la apuesta del fotógrafo. Para Figueroa lo importante es llegar a cuanta más gente y lo más rápidamente posible mejor, más allá de las interpretaciones posteriores.

Cine y literatura

Memorias del Subdesarrollo (Gutiérrez Alea, 1968) es para Alberto Figueroa la película que mejor se acerca a La Habana de aquellos años y sus peculiaridades. La gran película del momento para el artista cubano tiene como contrarréplica la rusa "Soy Cuba”. Para él, esta película que se ha convertido hoy ya en un clásico tiene una puesta en escena mucho más conseguida que el contenido. “Los cineastas soviéticos trajeron sus propios prejuicios y conceptos preelaborados y esto hace que quizás sea ésta la película que menos represente a la sociedad cubana de ese momento”.

Para el escritor español, además de la ya mencionada novela de Cabrera Infante -que parece indiscutible para todos los expertos- "Informe contra mí mismo" es también un buen testimonio, e incluso añade otra novela quizás menos conocida como "Las iniciales de la Tierra" del cubano Jesús Díaz.

Por el contrario, todas aquellas obras que se acometieron con una intención previa a la escritura "es decir, las más ideológicas" dice Ovejero, son las que siembran mayor confusión. En esta línea destacó como ejemplo "el caballo de Mayaguara", que en su opinión utiliza el texto únicamente para la apología y resulta de una gran "simpleza".

Exilio y arte

Pero después del triunfo de la revolución, los creadores cubanos empezaron a verter su propia opinión sobre la realidad social y cultural del momento. En los años siguientes al triunfo de la revolución la gran mayoría de la intelectualidad y de los artistas tuvieron que trabajar en Cuba, por lo que apenas puede hablarse de diferencias entre exilio y residentes cubanos, pero después cada uno ha evolucionado con las influencias y referencias que ha tenido, y lógicamente aparecen distintas manifestaciones artísticas, además de que unas están miradas desde dentro y otras desde fuera de lo que estaba ocurriendo, puntualizó el fotógrafo cubano.

"A partir de mi conocimiento parcial del tema, la diferencia más importante es que los escritores que trabajaban en el exilio han podido permitirse una crítica más explícita; y, por razones obvias, muchos de los que viven fuera de la isla tenían posiciones muy críticas. Sin embargo, en los últimos años se observa dentro de la isla, tanto en las artes plásticas, como en la literatura como en la música, una postura mucho más abiertamente crítica con la revolución... no tanto con el hecho histórico, como con el sistema que se sigue denominando revolucionario pero parece más bien estacionario", aseguró el escritor.

"En mi opinión, concluyó Ovejero, en la literatura internacional hubo un cierto espejismo que hacía que la izquierda europea encarnara sus utopías en la revolución cubana, lo que llevó a una literatura algo simplista".

Nostalgia revolucionaria

Figueroa no cree mucho en el término de “nostalgia revolucionaria” si bien señala que los artistas exiliados quizás en sus representaciones miran a Cuba con cierta dosis de esa nostalgia a la ciudad o la patria que dejaron o imaginan. Por tanto y para él, los que siguieron formándose en Cuba son los más actualizados y por tanto su punto de vista está más fundado.

Para Ovejero, hay más nostalgia entre los no cubanos que entre los cubanos. "En todo caso, la nostalgia no es tanto sobre lo que fue sino, principalmente, sobre "lo que pudo ser".

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