Semana Santa en América Latina: religión y tradición
La Semana Santa, junto a la Navidad, es la fiesta católica más importante del año y, sin duda, es el momento litúrgico más importante, en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua o de Resurrección.
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón por la que la Semana Santa cambia de fechas cada año, ya que se le hace coincidir con la luna llena. Todos los países de América Latina celebran la Semana Santa, con un denominador común y particularidades propias de cada país, que hacen que se hayan convertido en un gran atractivo turístico.
México
La Pasión de Jesucristo en Iztapalapa es una de las celebraciones de Semana Santa más concurridas y famosas del continente. Cada año se congregan casi 3 millones de mexicanos en el Cerro de la Estrella en Iztapalapa, una barriada al sur de México D.F., en el que se realiza un espectáculo en vivo que reproduce la Pasión de Cristo desde 1843, cuando sus habitantes decidieron agradecer así a Dios el milagro de alejar una epidemia de cólera que dejó miles de muertos y en el que participan miles de personas. Muchos asistentes cargan cruces o caminan descalzos para buscar una expiación de sus culpas.
Un hombre que hace de Cristo carga una pesada cruz a lo largo de tres kilómetros, desde la plaza central de Iztapalapa hasta la cima del Cerro de la Estrella, centro de la crucifixión y antiguo centro ceremonial azteca donde cada 52 años se encendía el fuego nuevo, como renovación de la vida. Los católicos crucifican a Jesucristo en este cerro cada año, como símbolo de renovación de su fe, peculiaridad del sincretismo que conjuga la cultura occidental con la prehispánica.
El estado de Michoacán recupera sus tradiciones indígenas para la Semana Santa a través de objetos artesanales, como los cristos hechos de caña de maíz o de trigo y las orquídeas en cruces de espejos, que datan del siglo XVI.
El Salvador
Son muchos los lugares donde se celebran procesiones, pero vamos a señalar especialmente el departamento de Sonsonate, en la zona occidental del país donde existen pequeños núcleos de indígenas que conservan sus tradiciones. Aquí se celebra una de las procesiones con más fama a nivel mundial, la del Santo Entierro de Cristo, el Viernes Santo por la tarde y que se extiende hasta el sábado por la mañana. Son características las alfombras en el suelo por donde pasa la procesión, verdaderas obras de arte confeccionadas a base de serrín de madera, cenizas, yeso y arena teñidos.
El municipio de Izalco posee una tradición única en todo el país, fusión de tradiciones coloniales, católicas e indígenas. Se realiza el Jueves Santo y es conocida como "La Procesión de Los Cristos". Reúne a 13 de las 28 cofradías indígenas que aún existen, cuyos ancestros directos fueron la tribu de Los Izalcos.
Esta procesión la encabezan cuatro miembros de cada cofradía, quienes cargan en sus brazos un varal distintivo de su cofradía y una imagen de Cristo en la cruz, la cual mide menos de un metro de alto y va adornada con palmas y flores de coyol bendecidas el Domingo de Ramos.
Las comidas típicas tradicionales en estas fechas en El Salvador son el pescado seco envuelto en huevo, los dulces de frutas y miel de panela (elaborada con melaza de caña de azúcar) y las torrijas.
Colombia
En la ciudad de Popayán, capital del departamento de Cauca, situada al suroeste del país, hay gran tradición en la celebración de la Semana Santa. Las procesiones de Semana Santa en Popayán tienen una larga tradición de más de 400 años. Los desfiles religiosos aparecieron, según los cronistas, hacia el año de 1566, es decir apenas 30 años después de la fundación de Popayán. Desde esta época y hasta la actualidad, el derecho a un barrote y la participación en la procesión como carguero, generalmente, se hereda de padres a hijos y se considera todo un privilegio.
Desde el siglo XVII se tiene la costumbre de encalar todas las fachadas del centro histórico en estas fechas para el paso de las procesiones. Popayán, tiene también las llamadas “procesiones chiquitas”, protagonizadas por niños de 5 a 11 años y se realizan una semana después de la Semana Santa.
La naturaleza y riqueza cultural del Departamento del Cauca se refleja en sus productos artesanales enfocados tanto en las procesiones de Semana Santa en una tradición ancestral en la elaboración de los aditamentos para las procesiones enfocadas a los oficios de tejeduría y madera creando verdaderos maestros que han enseñado su conocimiento de generación en generación. Igualmente debe resaltarse la variedad de comunidades indígenas en el Departamento que han aportado diversas formas de expresión y han contribuido a la continuidad de la tradición reflejada en su historia y raíces.
Guatemala
La Semana Santa es la celebración cultural más grande del país. En un principio, se realizaban danzas y se utilizaban elementos particulares de carácter dramático de influencia medieval, que poco a poco dieron la pauta a los Autos Sacramentales, dedicados a la resurrección de Cristo, que algunos pueblos aún conservan como tradición.
Uno de los elementos más característicos de la Semana Santa guatemalteca son las alfombras de serrín, flores o frutos, que son un ejemplo más del sincretismo religioso y cultural. Sabemos por los cronistas que los señores y sacerdotes indígenas caminaban, en algunas ceremonias, sobre alfombras de flores y de plumas de aves como el quetzal, el guacamayo y el colibrí.
En Guatemala, cada cortejo procesional va acompañado de una banda marcial que ejecuta Marchas Fúnebres o Solemnes. Estas marchas se han convertido en un símbolo indiscutible de la Semana Santa de este país. En cuanto a la gastronomía propia de la época, esta se fundamente en las aves y principalmente en los productos de mar, así como también en los dulces. El bacalao a la vizcaina, el pescado seco, las torrejas y los molletes, son platos propios de este período tan especial que se inicia el Miércoles de Ceniza.
Perú
En Perú está muy arraigada la celebración de la Semana Santa, aunque destacaremos Ayacucho, conocida como la "ciudad de la iglesias", donde la Semana Santa ha llegado a ser un reclamo turístico importante. A las manifestaciones religiosas católicas heredadas de los españoles, se unen tradiciones indígenas que dan un colorido especial a estas celebraciones, por eso a las solemnes procesiones del Cristo Yacente o del Santo Sepulcro se unen los mercados artesanales, las corridas de toros y las bandas musicales.
Entre las costumbres más típicas encontramos el Domingo de Ramos la llamada “Entrada del chamizo” que el día anterior ha sido traída por mulas ricamente enjaezadas con bordados de colores y platería o el arrojar al pueblo una carga de fruta donada por los comerciantes del mercado de abastos. El Sábado de Gloria se celebra la Feria de Artesanía Hanay en la Parroquia Santa Ana.
Es conocido también el llamado Encuentro, en el que se rememora el reencuentro de la virgen con su hijo camino de la crucifixión. Tiene lugar en la plaza de Armas y calles aledañas ante una silenciosa multitud que porta velas encendidas. Esto unido al tañir de las campanas y al murmullo de las oraciones en quechua de los asistentes, imprimen un carácter especial a esta procesión.
En la ciudad de Tarma, ubicada en el nororiental departamento de Junín se realiza una de las celebraciones más vistosas y pintorescas de la religiosidad andina. A lo largo de la semana, se llevan a cabo concursos de elaboración de alfombras y arcos florales y, en las noches, los artesanos se solazan con el tradicional "calientito", licor de caña mezclado con té y limón hasta el Domingo de Resurrección.
En Cúzco, la capital del antiguo imperio del Tahuantinsuyo, celebra la Semana Santa con el culto a la imagen del Cristo que se haya en la catedral, el Señor de los Temblores o Taitacha Temblores, en quechua. En 1631, la ciudad fue azotada por un gran terremoto y desde esa época se venera este Cristo mestizo, que sale en procesión cada Lunes Santo. En las ventanas de las casas, por donde pasa la efigie, se colocan refinadas piezas de tapicerías aterciopeladas con franjas de oro, telas y alfombras brillantes, que las familias reservan especialmente para esta ocasión.
En cuanto a la vertiente gastronómica, la costumbre es degustar doce platos típicos distintos que incluyen desde sopas y potajes a base de pescado seco, trigo y olluco, hasta los deliciosos postres como los dulces de manzana, maíz o choclo.
Bolivia
La Kespiyariña es una costumbre muy peculiar de Viernes Santo. Consiste en que esa noche al estar muerto Dios y, por lo tanto, no poder ver lo que ocurre, se hacen pillerías y pequeños robos. "Cuando atardece en el campo después del fallecimiento de Cristo, se valen de la circunstancia para realizar la kespiyariña (madrugar) o la luntataña (robar), que significa hurtarle al vecino una cría de oveja, llama o cualquier otro animal".
"La Kespiyariña quiere decir madrugarle al vecino o a un familiar, es como una tradición de robarle de forma lícita porque se dice que Jesucristo ha muerto y no está viendo a nadie en ese momento, no hay quien los castigue. Entonces, el viernes por la tarde y el sábado por la mañana, mucha gente roba ganado del vecino o tal vez entran a las chacras a robar papa y no hay demandas al respecto", comenta el sociólogo David Mendoza.
También destaca la peregrinación a pie de miles de personas durante dos o tres días que separan los 150 km. de la ciudad de La Paz hasta el Santuario de la Virgen de Copacabana.
Venezuela
Destaca la tradición de la Quema de Judas, conservada en algunas partes de Venezuela, particularmente en Caracas. El motivo original es recordar la traición de Judas a Cristo, y simbólicamente alude a la traición del personaje escogido para mostrar el descontento de la población por lo que el Judas que varía cada año. Se confecciona un muñeco con telas, ropas viejas y trapos, relleno con fuegos artificiales que aportan los participantes de la quema de cada comunidad, que se explotan una vez que el Judas es ahorcado.
La región de Chacao mantiene desde hace más de 200 años la tradición de los palmeros. A finales del siglo XVIII una epidemia de fiebre amarilla diezmó la población de esta localidad. Un sacerdote rogó por el cese de la peste y, a cambio, ofreció que los peones de las haciendas cercanas a la montañas que subieran a ellas a recoger hojas de palma para ofrecerlas evocando el pasaje bíblico de la entrada de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos.
Ecuador
El arrastre de caudas consiste en que cada Miércoles Santo se celebra esta ceremonia en la catedral de Quito, conocida también como "La Reseña". Un cortejo formado por el obispo y los canónigos se desplaza hacia el altar vestidos con unas capas negras (las caudas), donde se tumban bocabajo en el suelo. Una vez allí el obispo toma una enorme bandera negra con una cruz roja en el centro y la agita varias veces sobre el altar, sobre el público y sobre los canónigos, en un acto muy singular. La bandera es el signo del reinado de Cristo, enlutado por la pasión y enrojecido por la sangre triunfadora. Parece que este rito fue llevado a América en la evangelización católica por los españoles, pero parece que su origen es más antiguo, ya que la batida de la bandera era una ceremonia fúnebre practicada por el ejército romano.
En San Juan del Valle, colonial parroquia urbana de la ciudad de Loja, se representa en vivo la pasión y crucifixión de Jesucristo en la que participan miles de personas ataviadas con vestimenta de la época antigua, que representan a romanos, judíos, sacerdotes, milicias, mujeres y Cristo, cargando la cruz.
En cuanto a la gastronomía es la costumbre en Ecuador preparar la denominada fanesca, plato compuesto fundamentalmente de varios granos y pescado como ingredientes principales. La preparación tradicional de este plato es muy similar en todas las regiones, diferenciándose en muy pequeños detalles: acompañada de molo (puré de papa), arroz con leche, dulce de durazno, el pan de jueves santo adornado con ajonjolí o las humitas hechas de choclo tierno.
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