cine

Uruguay en clave documental

Documenta Madrid 2012

Casa de América presenta 'Uruguay en clave documental', una muestra con el mejor cine documental uruaguayo. La muestra se desarrolla en colaboración con el Instituto del Cine y del Audiovisual del Uruguay (ICAU), la Embajada de la República del Uruguay en España, en el marco de Documenta Madrid 12, del 8 al 12 de mayo de 2012. 'Uruguay en clave documental' está dedicada al cine de no ficción uruguayo y la integran cuatro largometrajes seleccionados entre los más relevantes de los últimos cinco años. En la jornada inaugural, el martes 8, los cineastas invitados charlarán acerca del cine documental, y posteriormente se presentará un programa de tres documentales emblemáticos del cine uruguayo y latinoamericano, del cineasta Mario Handler. El resto de los día se llevará a cabo una sesión diaria. Después de cada proyección, se realizará un coloquio con la presencia del director. Martes 8 de mayo de 2012 Hora: 19.30. Jornada inaugural Encuentro con los cineastas Gonzalo Arijón, Mariela Besuievsky, Aldo Garay y Mario Handler. Modera: Mirito Torreiro. Hora: 20.30. Carlos, cine-retrato de un "caminante" en Montevideo Uruguay 1965 / 30’ / Mario Handler. Elecciones Uruguay 1966 / 32’ / Mario Handler. Me gustan los estudiantes Uruguay 1968 / 6’ / Mario Handler. Miércoles 9 de mayo de 2012 Hora: 19:30. La sociedad de la nieve (la película) Uruguay-Argentina-España-Francia 2007 / 126’ / Gonzalo Arijon. Coloquio después de la proyección con la presencia de Gonzalo Arijon. Jueves 10 de mayo de 2012 Hora: 19.30. Jamás leí a Onetti España-Uruguay 2009 / 78’ / Pablo Dotta. Coloquio después de la proyección con la presencia de Mariela Besuievsky, Dolly Onetti y Carlos Galeano. Viernes 11 de mayo de 2012 Hora: 19.30. Decile a Mario que no vuelva Uruguay-España 2007 / 82’ / Mario Handler. Coloquio después de la proyección con la presencia de Mario Handler. Sábado 12 de mayo de 2012 Hora: 19.30. El círculo Uruguay-Alemania-Argentina-Chile 2008 / 92' / Aldo Garay. Coloquio después de la proyección con la presencia de Aldo Garay.   Entradas: 3 euros, salvo el martes 8 de mayo, día de la inauguración, en el que la asistencia es libre hasta completar aforo. dfty dfty dfty
Por Jorge Ruffinelli "Convencionalmente, Uruguay ha sido considerado país de notable cultura cinematográfica y pocas obras filmadas. Los cine-clubes, los críticos y las retrospectivas del cine mundial abundaban, y los cineastas nacionales escaseaban. No era tan así. La cultura cinematográfica resultaba evidente, y por eso uno de los primeros festivales de cine se organizó en 1958, con la presencia del documentalista británico John Grierson. Más tarde, el semanario Marcha fundó la Cinemateca del Tercer Mundo. En el surgimiento del después llamado movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano, los cineastas y críticos de aquel pequeño país de tres millones de habitantes fueron de importancia fundacional y fundamental. La verdad es que también ya se hacía un cine de imágenes poderosas, de impulsos vertiginosos, que no necesitaban el respaldo de estudios de filmación, sino de talento e iniciativas originales. No se explica de otra manera la existencia de las películas de Mario Handler, hoy consideradas clásicos modernos, que el realizador filmaba en la calle y a veces montaba con tijeras y un buen foco de luz, a falta de moviolas. Handler inauguró el retrato-de-vida en su hasta hoy insuperado Carlos, cine-retrato de un caminante (1965), el cine político con Elecciones (1966), y el cine militante con Me gustan los estudiantes (1968). Cuatro décadas más tarde, y después de tres vividas en Venezuela, Handler filmaría otros documentales de largometraje, entre los cuales uno “personal” y político, notable —Decile a Mario que no vuelva— dando cuenta por primera vez de su participación en las actividades clandestinas de los años de fuego. El documental es hoy una de las modalidades de cine —por no decir géneros— más ricas y renovadoras, ante todo porque aprendió una lección: hay que contar historias. No es suficiente mostrar. A veces esas historias son personales, otras colectivas, y casi siempre conjugan lo individual y lo social. De ahí la fascinación con que nos atraen: son ajenas y nuestras al mismo tiempo. Cuando Gonzalo Arijón narra la historia de los sobrevivientes de los Andes, no sólo lo hace de una manera impecable y con una sensibilidad visual muy moderna, sino que es capaz de emocionarnos con un suceso trágico del pasado, en La sociedad de la nieve. Y es que lo renueva con los propios protagonistas que nunca dejaron de revivir su tragedia, de hacerla actual. Arijón venía del documental sobre niños robados en la dictadura, y sobre la esperanza política en Brasil, es decir, su mirada era amplia, sobre lo ajeno y lo propio a la vez. Aldo Garay fraguó su mirada cinematográfica también en ese doble andar. Trabajando para la televisión, realizó decenas de programas sobre niños de la calle, boxeadores en declive, pensionistas, la marginación de los travestís, y encontró un tema poderoso en un documental, El círculo (2008) realizado a cuatro manos con José Pedro Charlo. Documental que enfoca y recrea la vida actual y pasada de un científico uruguayo residente en Suecia, y experto en Alzheimer —Henry Engler—, cuya fama no había sido precisamente científica: fue un líder tupamaro capturado en un enfrentamiento armado, durante la dictadura militar. Engler padeció cárcel y tortura durante una década, y el tema de su propio relato estremecedor es la locura producida por el aislamiento y el apremio físico, y su regreso a la sanidad. Pablo Dotta, que había incluido a Juan Carlos Onetti en su largometraje de ficción El dirigible (1994, la película inicial del “nuevo cine uruguayo”), volvió a recuperar al casi mítico escritor uruguayo en un documental muy creativo, sostenido por músicos notables como Jorge Drexler y Fernando Cabrera, la reconstrucción de Santa María en el lápiz mágico de Tunda Prada, la emocionalidad de Eduardo Galeano, los testimonios de Muñoz Molina, Juan Cruz, María Esther Giglio, Tomás de Mattos, y, ante todo, la fascinante “interpretación” de la viuda de Onetti, Dolly, que, como suele decirse de ciertos actores en la ficción, como Vittorio Gassman y Laurence Olivier, “se come la película”. Los documentales que Casa de América ha elegido para esta muestra uruguaya, así como sus directores, están entre los mejores y más originales, aunque el panorama del documental uruguayo pueda enriquecerse con una docena más de obras y autores que despertarían similar entusiasmo. Estos mismos cineastas tienen obra más numerosa, lo que comprueba que el documental como forma, estilo o modalidad, se ha renovado, encontrando vías y procedimientos narrativos singulares, vibraciones insospechadas, temáticas nuevas y renovadas. Cuando hablamos de “cine” uruguayo ya no es posible pensar solamente en la ficción. Tampoco puede afirmarse ya del Uruguay que sea un país de gran cultura de cine y escaso en películas. No era enteramente cierto antes, pero hoy podría afirmarse lo opuesto: es el nuevo documental uruguayo el que crea cultura. Por eso, en diferentes medidas, y dependiendo de la sensibilidad de cada espectador, quien entre en la sala a ver estos documentales será diferente al salir. La indiferencia es imposible". Jorge Ruffinelli Ensayista y crítico literario y cinematográfico Stanford, Estados Unidos / Abril 2012.        

© Casa de América, 2024