arte y arquitectura

25 de febrero

Escenario líquido

De del muCuando en 2012 se presentó en la XI Bienal de La Habana el proyecto artístico Detrás del muro, no se alcanzaba aún a imaginar las repercusiones mediáticas que tendría. Su impacto tanto a nivel cultural como social fue tal que, un par de años después, culminaría en la creación de un proyecto mucho más amplio inspirando en él, denominado dedelmu (Detrás del muro). El objetivo de estas intervenciones es usar el arte como herramienta para la transformación sociocultural de amplio impacto en diferentes comunidades y convertirse en un epicentro cultural en el ámbito habanero.

Tras el primer trabajo expositivo de la Bienal de 2012 llegarían otros en las dos siguientes Bienales de La Habana: En medio de la nada (2015) y Escenario Líquido (2019). Ambos representan una forma de transformar la interacción entre las personas y el espacio urbano desde el arte.

Ahora, con motivo de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCOmadrid 2020, se presenta un libro que recoge el proyecto Escenario Líquido, en el que se muestran las obras realizadas en La Habana y los artistas que participaron. 

Participantes:
Juan Delgado Calzadilla, director de Detrás del Muro.
Pablo Platas, jefe de Departamento de Cooperación y Promoción Cultural de AECID.

En el acto se proyectará el corto documental  El hombre detrás del muro (11’), producido por Tropix Media & Entertainment durante la XIII Bienal de La Habana.

Fecha: martes 25 de febrero de 2020.
Hora: 19.30.
Entrada libre hasta completar aforo. 
Acreditaciones a medios en [email protected]

Dedelmu

La primera edición de Detrás del Muro fue la génesis de un cambio radical en el arte contemporáneo. Cuando se presentó por primera vez  en la XI Bienal de La Habana (mayo 2012), su sentido fue apoderarse del espacio físico del Malecón Tradicional y tratarlo como plataforma expositiva. Después su intencionalidad ganó en claridad: desde un sencillo programa de residencia para artistas hasta un sello editorial que más adelante se convertiría en una plataforma viva para el intercambio entre creadores de todas las edades y todos los lugares del mundo.

Desde su primera edición Detrás del Muro despertó en la conciencia de los artistas cubanos la importancia de trabajar con la ciudad, no ya como tema o motivo, sino como operatoria, espacio, realidad. Así, constituyó un estimable empuje al trabajo con la comunidad, tendencia artística un tanto desencajada del arsenal del arte contemporáneo cubano en los últimos años. Su proyección futura se basa en el respeto a la labor emprendida por los artistas cubanos en los últimos diez años: trabajar con la comunidad, ofreciendo oportunidades, conocimientos y maneras de encauzar los intereses personales de cada cual; y fomentar la creación artística e intelectual. De esta manera, se entiende el arte como parte de la realidad cotidiana, y no solo al contrario, y se cree en su capacidad para redimir la subjetividad del individuo y catalizar comportamientos, construir valores y enriquecer la espiritualidad.

Además, este proyecto despertó la ansiedad entre los artistas por la monumentalidad, por la gran escala, superando así las limitaciones impuestas por fuertes períodos de insolvencia económica y sutileza artística. Por otra parte, la utopía de unir el arte y la vida fue desmentida de manera radical en aquella primera edición, y con ello murieron finalmente casi todas las demás utopías. Detrás del Muro ofreció al arte cubano un mecanismo de radicalización invaluable.

Tras este proyecto, en la XIII Bienal de La Habana (abril de 2019) se presentó Escenario Líquido, un trabajo que parte de dos premisas fundamentales: el trabajo sociocultural, a través de estrategias basadas en las necesidades inmediatas y las prácticas usuales de los habaneros; y la conformación de una colección de obras artísticas contemporáneas para La Habana, que contribuya a su embellecimiento.

Alcanzar una fase superior de compromiso social implicó, entre otras cosas, la renovación de la imagen. Es así como Detrás del Muro se convierte en Dedelmu. Esta jovial y entretenida nomenclatura será el denominador que englobe las intervenciones en el espacio público realizadas y por realizar; las estrategias educativas que han planificado; el trabajo con la comunidad; su apoyo fiel a la creación audiovisual; sus publicaciones y todo cuanto ocurra en su futura sede —Malecón, 307— y sus alrededores, en pos de la universalización de las artes y la creación de un museo urbano para La Habana.

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