A 1.000 kmts de la capital Santiago, en Puerto Montt, se da inicio a un viaje único, temido por algunos y adorado por otros. Es un viaje que muchas familias chilenas postergan, porque si bien han oído comentarios alucinantes, tomar la decisión de ir no es fácil, sobretodo hace algunos años. ¿Por qué? Porque es una aventura que no se puede predecir. Su construcción se inició en 1976, gracias al CMT (Cuerpo Militar del Trabajo), tiene más de 1.200 kilómetros de extensión y recién hace un par de años empezó la pavimentación. Casi 30 años después, aún no está terminada. Las razones se entienden: la Carretera Austral está en plena Patagonia, una zona virgen de interminables hectáreas de bosques nativos, ríos, lagos, quebradas, canales y para ponerle un poco más de dificultad, muy mal clima. A pesar de lo difícil, lejos y cansador de este viaje, no cabe duda que la Carretera Austral es de los viajes más completos que alguien pueda realizar. Sin los peligros de las grandes ciudades, con toda calma, al estilo de una “roadmovie” se pueden ir admirando los increíbles paisajes que nos dejó los  siglos de soledad. Cada kilómetro es una escena nueva: volcanes a los pies del mar, canales y ríos repletos de salmones, pájaros carpinteros, huemules, milenarios alerces, lagos interminables, ventisqueros enormes y cómo no, gente amable en cada pueblo. Hoy los caminos han mejorado mucho, pero no se puede predecir cuándo pincharemos un neumático, nos quedaremos sin gasolina o no podremos cruzar algún canal por el mal clima. Es parte de la aventura. Para llegar recomiendo arrendar un auto y tomarse al menos 10 días, pero ojo, es un viaje sólo apto para personas que quieran tener las mejores vacaciones de su  vida.   Texto y fotografías: Alejandro Blanco.