Según cosmologías americanas, el universo estaba conformado por tres mundos. Los hombres habitaban el mundo intermedio, mientras dioses, ancestros y otros seres sobrenaturales moraban en el superior. Al cubrirse con oro el cacique se apropiaba de las fuerzas procreadoras del sol. El museo del oro de Bogotá alberga la colección prehispánica más grande del mundo, con más de treinta mil piezas de oro, y otro tanto de cerámica, piedra, concha y hueso. El museo deslumbra no sólo por la riqueza y diversidad de piezas en exhibición, sino también por el desarrollo y sofisticación de las culturas precolombinas. Los orfebres utilizaban aliaciones para la confección de narigueras macizas. Se llenaba el molde con una mezcla de platino-oro aluvial. Se elevaba la temperatura hasta alcanzar la fusión del oro y luego se dejaba enfriar el molde a temperatura ambiente. Se perfeccionaba la pieza con martillo y luego seguía el proceso de pulido y bruñido. Los adornos además de producir juegos de sonido y reflejos de luz estaban conectados con la vida cotidiana y las costumbres en torno a la espiritualidad. Los caciques eran representados en hombres-rana y hombres-lagarto. Aves y ranas revelan la idea de transformación religiosa en animal. El jaguar y el puma simbolizan el poder y la fuerza masculina, así como la destreza y sagacidad del guerrero. La leyenda de El Dorado que inspiró la pista del pirata Sir Francis Drake o al personaje de Indiana Jones, tiene su origen en los ritos y ofrendas realizados en la laguna de Guatavita en Colombia. Cubierto de polvos dorados el heredero navegaba sobre una balsa y en el trayecto se desprendía de todo el oro que llevaba. Sobre la autora: Cristina Zabalaga prepara su segundo libro, una novela de viajes basada en un recorrido alrededor del mundo que empezó en la India. Su fotoblog viajero es http://imaginationencirclestheworld.wordpress.com