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Un día de Feria en Cochabamba

Cristina Zabalaga
Los mercados en Bolivia, derroche de color y más color
Cochabamba
Fotos de: Cristina Zabalaga
Hoy es sábado, día de feria.Llego temprano porque los productos más frescos se acaban antes de mediodía. Nada más llegar, varios niños con carretillas se acercan preguntando si necesito ayuda. Al principio me resisto, pero luego me doy cuenta que me espera una larga caminata al sol y los niños conocen la ruta más corta y los puestos donde están las mejores ofertas. Juan Carlos, mi ayudante, me aconseja dejar los productos frescos para el final, así no se asolean. Empezamos por las verduras, encargamos las flores y el pescado, seguimos con la fruta y dejamos los lácteos para el final.   Además de los mercados tradicionales, en Bolivia se organizan ferias ambulantes en las calles. Los mercados rotan por barrios y por días dependiendo de las ciudades. En Cochabamba los miércoles y los sábados por la mañana son días de feria. El tráfico se interrumpe por unas horas. Los vendedores llegan alrededor de las seis de la mañana, arman su puesto y desde las siete atienden a los clientes, también llamados caseros o caseritos.   La fruta nacional es barata, como las papayas, las piñas, las sandías, el tumbo, la chirimoya, o el palmito; lo más caro son las manzanas, generalmente importadas. Compro dos papayas medianas por diez bolivianos (un euro), lo mismo que pago por cinco manzanas.   El mercado es también un lugar de encuentro. Uno se pone al día de las últimas novedades y se comentan las noticias. Hay de todo. Caminamos entre las vendedoras que ofrecen pescado, carne, quesos, ropa, frutas. Algunas venden sólo un producto, otras ofrecen una gran elección. Como las vendedoras de papas que venden entre diez y quince variedades. Es que en Bolivia se comercializan más de ochenta. Para mí todavía es difícil diferenciar entre la papa imilla blanca, la papa runa, la papalisa, la papa holandesa, la papa criolla, la papa colorada, o la papa huaycha.   Para quien está acostumbrado a comprar en kilos, también vale la pena familiarizarse con la medida del quintal, que equivale a 25 libras. Algunos productos, como las papas y los tomates se venden por arrobas (cuarta parte de un quintal) y cuartillas, 2.8 kilos. Otras frutas se venden por unidades de veinticinco, cincuenta o cien, como las naranjas, los plátanos o los limones. Para fidelizar al cliente, si uno compra varios productos en un sólo puesto se recibe una fruta o verdura extra (una yapa) como regalo.   No deja de llamarme la atención los aguayos (propios de la región Andina). Están por todas partes. Su colorido rivaliza con la variedad de colores de las frutas a la venta. El aguayo es un tejido resistente y sirve para todo, adornar, envolver y cargar desde frutas y verduras hasta bebés. Y si hay suerte hasta puedes encontrar un puesto para comprar aguayos, a quince bolivianos por pieza dependiendo de la calidad.

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