Dirección: Gabriel Bitar, André Catoto, Gustavo Steinberg.
Producción: Bits Produções LTDA.
Producción asociada: NIP.
Productores: Daniel Greco, Felipe Sabino, Gustavo Steinberg.
Productor ejecutivo: Gustavo Steinberg.
Guión: Eduardo Benaim, Gustavo Steinberg.
Animación: Chico Bela, Vini Wolf.
Dirección de arte: Chico Bela, Vini Wolf.
Música original: Ruben Keffer, Gustavo Kurlat.

Gabriel Bitar (São Paulo, Brasil).

Director de cine de animación, director de arte y artista visual.

Recientemente estrenó su primer largometraje, la animación Tito y los pájaros, que codirige junto a André Catoto y Gustavo Steinberg. Participa, además, como director de arte y fue jefe del departamento de composición gráfica. Ha participado también en más de diez largometrajes, como Tropicália, Ciudad grúa, Raúl y Tim Maia. Fue cuatro veces ganador del Festival del Minuto con películas experimentales y realizó el cortometraje La ciudad y el deseo Nº5.

Su estilo único se caracteriza por el uso de técnica mixta. Tiene un trabajo personal de pintura, grabado, fotografía y participa del colectivo de proyección Várzea Ilustrada que realiza animación en vivo frame-a-frame y Live Paint.

Es socio del estudio de animación Veranito, en São Paulo, donde se realizó la composición de la película Tito y los pájaros.

São Paulo, mi ciudad, es conocida como la “ciudad de los muros”. Veinte millones de personas viven ahí, la mayoría de ellas detrás de rejas, vallas y cercas eléctricas. Es como si el miedo se hubiera convertido en una epidemia, una enfermedad. Tal vez por eso, la idea de que el miedo es contagioso siempre me ha fascinado. Y la violencia imaginada que puede estar basada en hechos, pero que los medios amplían – contribuye tanto a esta epidemia como a la violencia real.

El sueño de alcanzar una sociedad verdaderamente democrática se está evaporando, no debido a peligros reales, que se pueden combatir, sino a causa de los peligros imaginados. Me pareció que no había mucha gente haciendo películas sobre esta epidemia, especialmente para niños. Y creo que son los niños los que encontrarán un camino para salir de esta confusión que creamos para ellos. ¡Así lo espero!