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La noche de enfrente

Raúl Ruiz

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Proyección de la película La nuit d'en face/La noche de enfrente, de Raúl Ruiz, dentro del ciclo 'Rupturas'.  Presentación del filme y coloquio posterior a cargo del músico chileno Jorge Arriagada, el 14 de octubre. Chile-Francia, 2012 / 107’ (+14). Dirección: Raúl Ruiz. Intérpretes: Christian Vadim, Sergio Hernández, Marcial Edwards, Valentina Vargas, Chamila Rodríguez, Pedro Vicuña, Cristian Gajardo, Pablo Krogh, Valentina Muhr, Pedro Villagra, Sergio Schmied, Daniel Guillón, Santiago Figueroa, José Luis López. Sinopsis: Un viejo jubilado que espera su muerte inminente, a medias temida, a medias provocada, se pasea por una ciudad a medias real, a medias soñada. Reviviendo escenas de su infancia, a veces reales, a veces inventada. El film narra el paso del ensueño a la pesadilla. Ciclo 'Rupturas' La noche de enfrente (Chile-Francia, 2012), película que cierra el ciclo Rupturas de 2015, es la obra póstuma de Raúl Ruiz, uno de los más grandes directores del cine chileno y universal. Fue estreno mundial en el Festival de Cannes, en una sesión especial dentro de la Quincena de los Realizadores. El miércoles 14 de octubre contará con la presencia de Jorge Arriagada, el más prolífico y destacado compositor chileno para el cine, quien participará en un coloquio después de la proyección. Este ciclo está dedicado a mostrar películas de narrativas no tradicionales que trabajan con la investigación del lenguaje y de marcado acento autoral. Está integrado por películas de la producción reciente del cine latinoamericano, que han recibido el reconocimiento del público y de la crítica nacional e internacional, y en su mayoría son inéditas en las carteleras españolas. El ciclo Rupturas se inauguró el miércoles 4 de febrero con el filme argentino de Lisandro Alonso, Jauja, con la presencia de Viggo Mortensen. Se exhibieron además, La Sirga (William Vega/Colombia), El futuro (Alicia Scherson/Chile), Viajo porque preciso, volto porque te amo (Karim Aïnouz & Marcelo Gomes/Brasil) y Memorias del desarrollo (Miguel Coyula/Cuba-Estados Unidos). Fecha: miércoles 14, 21 y 28 de octubre y 4, 18, 25 de noviembre. Hora: 20.00. Lugar: cine Casa de América. Sala Iberia.

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Entradas: General: 4 euros. Entradas con descuentos: *2,50 € Usuarios de la tarjeta DMM. *3 € Mayores de 65, carnet joven, empleados de Telefónica e Iberia y titulares de Iberia Plus e Iberia Singular. *1 € Desempleados. * Imprescindible presentar acreditación. Taquilla: Venta anticipada en el Punto de Información (Plaza de Cibeles s/n). Lunes a viernes de 10.00 a 15.00, y de 16.00 a 20.00. Sábados de 19.00 a 20.00. Se acepta el pago con tarjeta, para compras superiores a 7,99€.

Dirección: Raúl Ruiz. Producción: Suricato (Chile). Coproducción: Margo Films (Francia). Productor: Christian Aspèe. Coproductor: Francois Margolin . Guión: Raúl Ruiz. Adaptación libre de los cuentos La noche de enfrente, Pata de Palo y Rododendro de Hernán del Solar. Fotografía y cámara: Inti Briones. Dirección artística: Raúl Ruiz. Montaje: Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento. Sonido: Alfonso Segura. Música original: Jorge Arriagada. Intérpretes: Christian Vadim, Sergio Hernández, Marcial Edwards, Valentina Vargas, Chamila Rodríuez, Pedro Vicuña, Cristian Gajardo, Pablo Krogh, Valentina Muhr, Pedro Villagra, Sergio Schmied, Daniel Guillón, Santiago Figueroa, José Luis López. Realizada con el apoyo del Fondo de Fomento de Producción Audiovisual (Chile) y Fondo de Fomento a la Distribución – Corfo Chile. Festivales Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia 2012 (Quinzaine des réalisateurs) Festival Internacional de Cine de Guadalajara, México 2012. Festival Internacional de Cine de Santiago, Sanfic. Chile 2012.
(Puerto Montt, Chile 1941 – París, 2011). Director, guionista, escritor, dramaturgo. Raúl Ruiz constituye uno de los máximos exponentes de la creación cinematográfica latinoamericana y universal. Intelectual erudito e incansable, en un comienzo desarrolló estudios de derecho y teología. El contexto universitario de fines de la década de los cincuenta generó en él una sed expresiva que canalizó en lo que será hasta hoy su pasión fundamental: la dramaturgia. Así, con un prolífico trabajo teatral (a los 21 años ya había escrito alrededor de cien títulos), al que se suman una gran cantidad de creaciones en el ámbito de la novela y la poesía, Ruiz construía las bases culturales que nutrirían en adelante su principal pasión, el cine. En 1960 realizó su primer mediometraje, La maleta. Durante esta época formó también el movimiento intelectual “Los chanchos”, junto al poeta Waldo Rojas y al escritor Germán Marín. Después vendría “Los caballeros antiguos”, grupo que actuaba al estilo de una cofradía. Tras del estreno de su primer largometraje, Tres tristes tigres (1968), film que en Chile convocó a un público cercano a las 30.000 personas y supuso el despegue de Ruiz como cineasta, tomó partido por el Gobierno socialista de Salvador Allende, realizando una serie de producciones durante la época de la Unidad Popular (Ahora te vamos a llamar hermano, El realismo socialista y Palomita Blanca, entre otras). Entre 1969 y 1972 tuvo a su cargo la Cátedra de Cine del Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso. En octubre de 1973, una vez iniciada la dictadura militar en Chile, Ruiz decidió exiliarse a París junto a su esposa, la también directora de cine chilena Valeria Sarmiento. A los pocos meses de su llegada realizó quizás su película más chilena: Diálogo de exiliados (1974). Esta obra vino a cerrar un ciclo, pues en adelante Ruiz cambió notoriamente de estilo, dejando de lado lo costumbrista e irónico y optando por narraciones complejas con juegos de tiempo y espacio. En cierta forma Raúl Ruiz fue “adoptado” por el sistema cinematográfico francés. El Institut National de l’Audiovisuel (INA) le apoyó en la producción de decenas de obras, entre las que destacan La vocación suspendida (1977), Coloquio de perros (premio César al mejor cortometraje argumental en 1979) y La hipótesis del cuadro robado (1978), título que le valió el reconocimiento unánime de la crítica europea. La década de 1980 fue la de la consolidación definitiva de Raúl Ruiz. Realizó en 1982 la que muchos críticos consideran su mejor película,Las tres coronas del marinero. En 1983, la prestigiosa revista Cahiers du Cinéma le dedicó un número especial y su obra La hipótesis del cuadro robado fue considerada entre las diez mejores del mundo de la década de los setenta, reconociéndolo como un cineasta innovador y excitante. En adelante filmó con actores de la talla de Catherine Deneuve y Marcello Mastroianni en Tres vidas y una sola muerte (1996), elogiada en el Festival de Cannes y que marcó la última interpretación del actor italiano. Fue premiado y admirado como un autor de culto por el Círculo de Críticos de Nueva York. En 1997 fue figura distinguida en el Festival de Berlín, donde recibió el Oso de Plata a su trayectoria. En 1999 realizó quizás su obra más ambiciosa: adaptar a Marcel Proust. El largometraje El tiempo recobrado le dio así credencial de cineasta de primer orden. Sus últimos títulos han sido Klimt, biografía del conocido pintor vienés,Cofralandes, rapsodia chilena, donde retoma su antiguo tema fetiche: la “chilenidad”, y su aportación particular al 60 Aniversario del Festival de Cannes, Chacun son cinéma. Terminada la dictadura en Chile, ha regresó periódicamente al país. En estos años comenzó a realizar actividades diversas: escribió novelas, cómics, dictó conferencias en universidades. En su faceta de ensayista, decidió poner sus ideas por escrito en 1995, en su libro Poética del cine. Además de continuar trabajando activamente en su fructífera producción fílmica, Ruiz realizó conferencias y seminarios en universidades de todo el mundo. Ha recibido, entre muchos otros premios, el Leopardo de Plata por Tres tristes tigres, Festival de Locarno (1969); Gran Premio por La vocación suspendida, Festival de San Remo (1977); Gran Premio por Las tres coronas del marinero, Festival de Orléans (1982); Premio mejor cineasta del año, Festival de París (1986); Premio a la mejor música y mejor fotografía por El ojo que miente, Festival de Sitges, España (1991); Oso de Plata por Genealogía de un crimen, Festival de Berlín (1997); Premio Nacional de Artes Audiovisuales (1997); Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile, al conjunto de su carrera (2001); Premio Fipresci por Cofralandes, rapsodia chilena, Festival de Montreal (2002); Concha de Plata al mejor director, Festival de San Sebastián (2010). En 2006 fue nombrado Doctor Honoris Causa por l’Ecole Normale Supérieure de París. A lo largo de su impresionante y extensa filmografía (ha realizado cerca de cien películas) ha explorado distintos géneros: documentales, películas educativas, historias de horror e incluso telenovelas. Influida por escritores como Franz Kafka, Robert Louis Stevenson, Shakespeare o Calderón, y por realizadores como Jean-Luc Godard y Orson Welles, su obra supone un punto de inflexión en la cinematografía contemporánea: ha configurado un universo poético propio de sensibilidad barroca y hace tiempo que borró de sus premisas "la necesidad del conflicto central", aportando al cine la recreación de una realidad ambigua, alejada de la idea simple de héroes y villanos. Una obra desarraigada y laberíntica, marcada por el exilio, pero capaz de provocar emociones que son universales.

Nota biofilmográfica remitida por Suricato Films.

Nace en 1943 en Chile, donde estudia música en la Universidad de Santiago de Chile. Una beca del Gobierno francés le permite ampliar su formación en París bajo la dirección de Max Deutsch entre 1967 y 1971. Su interés por las técnicas de la música electrónica le lleva a investigar en la música por ordenador en la Universidad de Standford. Instalado en París, funda un estudio de música experimental en el American Center. Durante varios años se dedica a la enseñanza de música y empieza a darse a conocer en distintos festivales de música contemporánea. En 1972 es distinguido con una de las becas de la Fundación Guggenheim. Jorge Arriagada tiene una vasta trayectoria como compositor y ha colaborado con importantes directores de la talla de Barbet Schroeder en Terror’s Advocate y The Beast in the Shadow (2007 y 2008, respectivamente), Olivier Assayas en Winter’s Child (1989), Patricio Guzmán en Salvador Allende (2004) y Joaquim Pinto en Das tripas coracão (1992), entre otros. Fue comisionado, además, para componer la música del documental póstumo e inacabado de Orson Welles, It's All True (1993). Jorge Arriagada mantuvo fuertes lazos personales y profesionales con el realizador chileno Raúl Ruiz, con quien trabajó en más de cuarenta proyectos, incluyendo su último filme, La noche de enfrente (2012), y su cinta póstuma Linhas de Wellington (2012), que fue completada por la cineasta Valeria Sarmiento. Más información, en este enlace.  
Mi propósito es adentrarme en el mundo poético de uno de los autores más secretos y sorprendentes de la literatura chilena, Hernán del Solar, miembro destacado del grupo de escritores llamados imaginistas, ya se sabe, los imaginistas se situaron a contrapelo del naturalismo imperante en los años cuarenta–cincuenta y buscaron renovar con una literatura de imaginación contemplativa que ya habían practicado, A. D´Halmar y Federico Gana. En las obras de Del Solar coexisten lo cotidiano y lo onírico, la ternura y la crueldad, las evocaciones literarias y la omnipresencia del mundo de la infancia. Sus ficciones imponen una doble lectura permanente, exigen, a la vez, creer y descreer. Todo esto para decir que ésta es una inspiración libre. Que para el cine es un desafío, pero un desafío estimulante. Un ejemplo. En Pata de Palo el protagonista cuenta su encuentro con un personaje al que llama “el Capitán”. Creemos entender que este capitán es un ser de carne y hueso, un oscuro pensionista de un hotel de mala muerte. Pero que provoca la evocación de un personaje de La isla del tesoro de Stevenson, ése que se presenta diciendo “llámenme capitán” y que, tirando al escritorio del hotel en el que se hospeda, una bolsa de monedas, dice secamente: “avísenme cuando lo haya gastado todo”. En mi adaptación libre (o “adopción”) de los cuentos La noche de enfrente y Pata de Palo, quiero servirme de una ficción indirecta: Hace años, me tocó conocer a la hija del escritor Jean Giono (otro autor secreto y misterioso, en cierto sentido el equivalente provenzal de Del Solar), ella me contó que el ultra provinciano Giono, a quien ya un viaje a París le parecía un salto hacia lo desconocido, le gustaba soñar con viajes extraordinarios al otro lado del mundo. Un día anunció a su familia que estaba preparando un viaje sin retorno a una ciudad llamada Antofagasta. La única razón que pudo dar para justificar su decisión fue que le gustaba el sonido de la palabra “Antofagasta”. En mi adaptación libre, postulo que Jean Giono realizó efectivamente el viaje. Y que término su vida como profesor de francés en el liceo de Antofagasta. Por supuesto el film sucede en un mundo imaginista, en el que coinciden, convergen y divergen el mundo real (en el film también Giono vive en Francia y sigue publicando novelas) con el mundo imaginario en el que el viaje tuvo lugar. Sirviéndome de un recurso narrativo poco usado en cine, la ucronía (esas ficciones del tipo: ¿y si los nazis hubieran ganado la guerra? O ¿y si Napoleón hubiese ganado en Waterloo?), imagino la amistad entre el protagonista de La noche de enfrente, el viejo jubilado, y Giono. Sus paseos por Antofagasta. Y como fondo narrativo, explicitado a medias, una oscura historia de crimen y traición. La historia sucede en la Antofagasta de nuestros días, al menos reconocemos los edificios recientes, los mall, la modernidad estruendosa, pero a la que los personajes parecen ignorar. Esos edificios no existen, existirán tal vez en un mundo por venir. Lo afirman y declaran, el mundo en el que viven, ellos pueden verlo, pero nosotros sólo lo avizoramos. Poco a poco la melancolía se irá enturbiando. El horror del crimen inminente irá tomando importancia. Y los fantasmas, ruinas de vidas incompletas, los espectros, mezcla de “memorias y anhelos”, de promesas no cumplidas de “ilusiones perdidas”, terminarán por ocupar la escena. Por lo tanto, entrecruzamiento del mundo posible en el que Giono vino a Antofagasta y se quedó a vivir y, a semimorir, con el mundo que nos muestra la cámara y al que los personajes simulan ignorar, refutar, apartar de los avatares íntimos que constituyen su diario vivir. Coexistencia dolorosa entre las imágenes y la impresión de irrealidad que se desprende de ellas. Es un poco la extensión de aquel cuadro de Magritte en el que vemos una pipa mientras el texto nos informa, “esto no es un pipa”.

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